Jesús comenzó: "Hija
mía, quiero enseñarte acerca de la guerra espiritual".
1. Nunca confíes en ti
misma, sino abandónate completamente a mi voluntad.
La confianza es un arma
espiritual. La confianza es parte del escudo de la fe que san Pablo menciona en
la Epístola
a los Efesios (6,10-17): la armadura del cristiano. El abandono a la voluntad
de Dios es un acto de confianza; la fe en acción disipa los malos espíritus.
2. En la desolación,
oscuridad y dudas, acude a Mí y a tu director espiritual, él siempre te
escuchará en mi nombre.
En tiempos de guerra
espiritual, reza inmediatamente a Jesús. Invoca Su Santo Nombre, que es muy
temido en el inframundo. Trae las tinieblas a la luz diciéndoselo a tu director
espiritual o confesor y sigue sus instrucciones.
3. No negocies con cualquier
tentación; enciérrate inmediatamente en Mi Corazón.
En el Jardín del Edén, Eva
negoció con el diablo y perdió. Tenemos que recurrir al refugio del Sagrado
Corazón. Corriendo hacia Cristo, es como le damos la espalda a lo demoníaco.
Una buena confesión, un buen
confesor, y un buen penitente, son una receta perfecta para la victoria sobre
la tentación y la opresión demoníaca, ¡esto no falla!
5. Pon tu amor propio en el
último lugar, de modo que este no contamine tus obras.
El amor propio es natural,
pero debe ser ordenado, libre de orgullo. La humildad vence al diablo, que es
el orgullo perfecto. Satanás nos tienta al amor propio desordenado, que nos
lleva a la piscina del orgullo.
6. Ten gran paciencia
contigo misma.
La paciencia es un arma
secreta que nos ayuda a mantener la paz de nuestra alma, incluso en las grandes
tormentas de la vida. La paciencia con uno mismo es parte de la humildad y la
confianza. El diablo nos tienta a la impaciencia, a que se vuelva contra
nosotros mismos de modo que nos enojemos. Mírate a ti mismo a la vista de Dios.
Él es infinitamente paciente.
7. No descuides las
mortificaciones interiores.
8. Siempre justifícate a ti
misma las opiniones de tus superiores y de tu confesor.
Cristo habla a santa
Faustina que vive en un convento. Pero todos tenemos personas con autoridad
sobre nosotros. El diablo tiene como objetivo dividir y conquistar, de manera
que la humilde obediencia a la auténtica autoridad es un arma espiritual.
9. Rechaza las murmuraciones
como a una plaga.
La lengua es una poderosa
embarcación que puede hacer mucho daño. Estar murmurando o chismeando, nunca es
de Dios. El diablo es un mentiroso que suscita acusaciones falsas y chismes que
pueden matar la reputación de una persona. Rechaza las murmuraciones.
10. Deja que todos actúen
como quieran; pero tú tienes que actuar como Yo quiero que lo hagas.
La mente de uno mismo es la
clave en la guerra espiritual. El diablo es un entrometido que intenta
arrastrar a todo el mundo. Agrada a Dios y deja que las opiniones de los demás
vayan por el camino.
11. Observa la regla tan
fielmente como te sea posible.
Jesús se refiere a la regla
de una Orden Religiosa aquí. La mayoría de nosotros hemos hecho algún voto
delante de Dios y de la
Iglesia y debemos ser fieles a nuestras promesas, es decir
votos matrimoniales y promesas bautismales. Satanás tienta a la infidelidad, la
anarquía y la desobediencia. La fidelidad es un arma para la victoria.
12. Si alguien te causa
problemas, piensa en el bien que puedes hacer a la persona que te hizo sufrir.
Ser un vaso de misericordia
divina es un arma para el bien y para derrotar el mal. El diablo trabaja sobre
el odio, la ira, la venganza y la falta de perdón. Otros nos han hecho daño en
algún momento. ¿Qué le devolveremos a cambio? Devolver una bendición rompe
maldiciones.
13. No derrames tus
sentimientos.
Un alma habladora será más
fácilmente atacada por el demonio. Derrama tus sentimientos sólo ante el Señor.
Recuerda, los espíritus buenos y malos escuchan lo que dices en voz alta. Los
sentimientos son efímeros. La verdad es la brújula. El recogimiento interior es
una armadura espiritual.
14. Guarda silencio cuando
seas reprendida.
La mayoría de nosotros hemos
sido reprendidos en algún momento. No tenemos ningún control sobre eso, pero sí
podemos controlar nuestra respuesta. La necesidad de tener la razón todo el
tiempo puede conducirnos a trampas demoníacas. Dios sabe la verdad. Déjala ir.
El silencio es una protección. El diablo puede utilizar la justicia propia para
hacernos tropezar también.
15. No le pidas opinión a
todos, sino sólo a tu confesor; sé tan franca y sencilla como un niño con él.
La simplicidad de la vida
puede expulsar a los demonios. La honestidad es un arma para derrotar a
Satanás, el mentiroso. Cuando mentimos ponemos un pie en su terreno y él
intentará seducirnos aún más.
16. No te desanimes por la
ingratitud.
A nadie le gusta ser
subestimado. Pero cuando nos encontramos con la ingratitud o la insensibilidad,
el espíritu de desánimo puede ser una carga para nosotros. Resiste todo
desaliento porque eso nunca proviene de Dios. Es una de las tentaciones más
eficaces del diablo. Ten gratitud en todas las cosas del día y saldrás ganando.
17. No examines con
curiosidad los caminos por donde yo te conduzco.
La necesidad de conocer, y
la curiosidad por el futuro es una tentación que ha llevado a muchas personas a
los cuartos oscuros de los psíquicos, brujas, etc. Elige caminar en la fe.
Decídete a confiar en Dios quien te lleva por el camino al Cielo. Resiste
siempre al espíritu de curiosidad.
18. Cuando el aburrimiento y
el desánimo golpean tu corazón, huye de ti misma y escóndete en mi corazón.
Jesús entrega el mismo
mensaje una segunda vez. Ahora Él se refiere al aburrimiento. A principios del
Diario, dijo a santa Faustina que el diablo tienta más fácilmente a las almas
ociosas. Ten cuidado con el aburrimiento, es un espíritu de letargo. Las almas
ociosas son presa fácil de los demonios.
19. No temas a la lucha; la
valentía a menudo intimida a los demonios, y ellos no se atreven a atacarnos.
El miedo es la segunda
táctica más común del diablo (el orgullo es el primero). La valentía intimida
al diablo, él huirá ante el perseverante coraje que se encuentra en Jesús, la
roca. Todas las personas luchan, y Dios es nuestra provisión.
20. Siempre lucha con la
profunda convicción de que yo estoy contigo.
Jesús instruye a una hermana
en un convento para "luchar" con convicción. Ella puede hacerlo
porque Cristo la acompaña. Los cristianos estamos llamados a luchar con
convicción en contra de todas las tácticas demoníacas. El diablo trata de
aterrorizar a las almas, debes resistir al terrorismo demoníaco. Invoca al
Espíritu Santo en el transcurso del día.
21. No te dejes guiar por el
sentimiento, porque no siempre está bajo tu control. Todo el mérito radica en
la voluntad.
Todo el mérito radica en la
voluntad, porque el amor es un acto de la voluntad. Somos completamente libres
en Cristo. Tenemos que hacer una elección, una decisión para bien o para mal.
¿En qué terreno vivimos?
22. Siempre depende de tus
superiores, incluso en las cosas más pequeñas.
Cristo está instruyendo a
una religiosa aquí. Todos tenemos al Señor como nuestro Superior. La Dependencia de Dios es
un arma de guerra espiritual, porque no podemos ganar por nuestros propios
medios. Proclamar la victoria de Cristo sobre el mal es parte del discipulado.
Cristo vino a derrotar a la muerte y el mal, ¡proclámalo!
23. No te engañes con
perspectivas de paz y consuelo; por el contrario, prepárate para grandes
batallas.
Santa Faustina sufrió física
y espiritualmente. Ella estaba preparada para grandes batallas por la gracia de
Dios que la sostuvo. Cristo nos instruye claramente en las Escrituras para
estar preparados para grandes batallas, para ponernos la armadura de Dios y
resistir al diablo (Ef. 6,11). Estar atentos y discernir siempre.
24. Sepas bien que estás en
un gran escenario donde todo el Cielo y la tierra están mirando.
Estamos todos en un gran
escenario donde el Cielo y la tierra están viendo. ¿Qué mensaje estamos dando
con nuestra forma de vida? ¿Qué clase de tonalidades irradiamos: luz, oscuridad
o grises? ¿La forma en que vivimos atrae más luz o más oscuridad? Si el diablo
no tiene éxito en llevarnos a la oscuridad, tratará de mantenernos en la
categoría de los tibios, que no es agradable a Dios.
25. Lucha como un caballero,
de modo que Yo pueda recompensarte. No seas excesivamente temerosa, porque no
estás sola.
Las palabras del Señor a
Santa Faustina pueden convertirse en nuestro lema: ¡Lucha como un caballero! Un
Caballero de Cristo sabe bien la causa por la que lucha, la nobleza de su
misión, el Rey a quien sirve, y con la bendita certeza de la victoria, que
lucha hasta el final, incluso a costa de su vida. Si una joven, una sencilla
monja polaca unida a Cristo, puede luchar como un Caballero, todo cristiano
puede hacer lo mismo. La confianza es victoriosa.
Citas del Diario de Santa
Faustina son propiedad de los Marianos de la Inmaculada Concepción ,
Stockbridge, Massachusetts.
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