Deseo transformarme en tu
misericordia y ser un vivo reflejo de ti, oh Señor. Que este más grande
atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi
corazón y mi alma al prójimo.
Ayúdame Señor, a que mis ojos sean misericordiosos
para que yo jamás sospeche o juzgue según las apariencias, sino que busque lo
bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle.
Ayúdame Señor, a que mis oídos sean
misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea
indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame Señor, a que mi lengua sea
misericordiosa para que jamás critique a mi prójimo sino que tenga una palabra
de consuelo y de perdón para todos.
Ayúdame Señor, a que mis manos
sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien
a mi prójimo y cargar sobre mí las tareas más difíciles y penosas.
Ayúdame Señor, a que mis pies sean
misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando
mi propria fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi
prójimo.
Ayúdame Señor, a que mi corazón sea
misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie
le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que
abusarán de mi bondad.
Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón
de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia,
oh Señor, repose dentro de mí.
Jesús mío, transfórmame en tu porque
tú lo puedes todo. (163)
No hay comentarios:
Publicar un comentario