
Primer domingo
Encendemos, Señor, esta luz,
como aquél que enciende su lámpara
para salir, en la noche,
al encuentro del amigo que ya viene.
En esta primera semana del Adviento
queremos levantarnos para esperarte preparados,
para recibirte con alegría.
Muchas sombras nos envuelven.
Muchos halagos nos adormecen.
Queremos estar despiertos y vigilantes,
porque tú nos traes la luz más clara,
la paz más profunda y la alegría mas verdadera.
¡Ven, Señor Jesús. Ven, Señor Jesús!
Con este primer domingo de Adviento se inicia el año litúrgico alrededor del ciclo de Navidad. Es la preparación, una especie de Cuaresma para la Natividad de Nuestro Señor; corresponde al color morado de penitencia y de oración que caracteriza este tiempo, para prepararnos a festejar la Navidad.
Puede asombrarnos que comience el año litúrgico con el Evangelio que hace alusión al fin de los tiempos, al Apocalipsis, a la segunda venida de Nuestro Señor; no solamente que comience el año litúrgico con esta visión apocalíptica, sino que también termine cada año con la misma visión.
Evangelio según San Marcos 13,33-37.
Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento.
Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela.
Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana.
No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.
Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!".