Cristo, Señor de la noche,
que disipas las tinieblas:
mientras los cuerpos reposan,
se tú nuestro centinela.
Después de tanta fatiga,
después de tanta dureza,
acógenos en tus brazos
y danos noche serena.
Si nuestros ojos se duermen,
que el alma esté siempre en vela;
en paz cierra nuestros párpados
para que cesen las penas.
Y que al despuntar el alba,
otra vez con fuerzas nuevas,
te demos gracias, oh Cristo,
por la vida que comienza. Amén
Juan Pablo II, Tertio Millennio Nº 40
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10 SAN LUCAS EVANGELISTA
San Lucas quiere insistir, en que el amor de Dios no tiene límites, ni rechaza a quien desea arrepentirse y cambiar de vida.
Por eso los pecadores leen con tanto agrado y consuelo el evangelio de San Lucas.
Es que fue escrito pensando en ellos.
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