UN RINCÓN TRANQUILO PARA HACER ORACIÓN
. La oración parte de la experiencia, de aquello que estamos viviendo: "Entre los pucheros anda Dios" (Santa Teresa, Fundaciones 5,8). La oración nos lleva a lo más profundo de nuestra vida; por ello, requiere un clima de silencio: un silencio fecundo, que no es síntoma de bloqueo ni genera angustia, sino que conduce al corazón de la propia historia; un silencio del que pueden brotar conjuntamente la palabra del hombre y la palabra de Dios; un silencio que es verdadera contemplación de la acción de Dios en medio de la historia: Venid a contemplar los prodigios del Señor (Sal 46,9).
. La oración parte de la experiencia, de aquello que estamos viviendo: "Entre los pucheros anda Dios" (Santa Teresa, Fundaciones 5,8). La oración nos lleva a lo más profundo de nuestra vida; por ello, requiere un clima de silencio: un silencio fecundo, que no es síntoma de bloqueo ni genera angustia, sino que conduce al corazón de la propia historia; un silencio del que pueden brotar conjuntamente la palabra del hombre y la palabra de Dios; un silencio que es verdadera contemplación de la acción de Dios en medio de la historia: Venid a contemplar los prodigios del Señor (Sal 46,9).
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